“Para mí y para mi grupo fue una experiencia muy entretenida, pues nos motivaba a aprender de una manera distinta a la que estamos acostumbrados. Teníamos que hacer un modelo de la célula animal y vegetal. Queríamos hacer algo llamativo y entretenido de mirar, por lo que optamos hacer las células comestibles como un queque o torta. Nos gustó mucho todo el trabajo, al ser interactivo y poner a prueba nuestros conocimientos y creatividad de una manera poco común, pero no menos eficaz.
Al comienzo, nos costó un poco ponernos de acuerdo, pero al final resultó todo bien. Personalmente, creo que aprendí más de lo que habría aprendido estudiando para una prueba común y corriente. Lo pasé muy bien y fue una gran experiencia.”
Catalina Drago C., 8ºC