Hola, mi nombre es Diego Omegna, más conocido como Chancho, soy exalumno de la cuarta generación del Colegio (2008).
Les voy a contar un poco de mi historia. Yo crecí en Lampa y entré al San Anselmo el año 1995, cuando recién había abierto el Colegio. No teníamos edificio, por lo que Pre Kínder lo hicimos en unas salas que nos prestaba el San Benito. Ya al año siguiente, empezamos las clases en Chicureo, en donde el Colegio tenía un solo pabellón y no había nada a la redonda, todo era campo y cerros, el camino de Chicureo era de tierra. Eso nos dio la oportunidad de crecer bien conectados a la naturaleza, en todos los recreos salíamos corriendo a buscar arañas pollito y cualquier animal que encontráramos. Y así fueron pasando los años y el CSA iba creciendo con nosotros a la par. Siempre se mantuvo esa sensación de comunidad, ya que nos conocíamos entre todos, al ser pocos. Había una gran conexión, entre colegio, familia y comunidad. Cómo olvidar las cicletadas en el cerro, o las kermeses de esos años, o las olimpiadas con las alianzas, eran cosas que uno esperaba para vivir cada año. Más adelante empezó el grupo de Scout, donde todos nos metimos porque era algo nuevo y se fue transformando en el nuevo panorama. ¡Lo pasábamos increíble en las reuniones y campamentos! Esto me marcó mucho personalmente y dejó una gran huella en mí, tanto así que unos años después me dedicaría a los deportes outdoor y a la montaña.
Cuando salí del Colegio el año 2008, empecé a pasar más y más tiempo en la montaña, dejando de ser un pasatiempo y quererme dedicar a tiempo completo. El año 2012 me fui de Chile, viví por todo el mundo, escale y volé en cada continente, llegando a vivir la vida que soñé. Pero el 2020 tenía otros planes para mí. Una mañana esquiando en los Alpes Suizos, sufrí una caída donde fui a chocar contra una barrera de contención, me rompí la columna y me dañé la medula, quedando paralizado desde el pecho hacia abajo. Quedé en silla de ruedas a mis 30 años y me he tenido que reinventar social y personalmente, pero sin perder la fe de volver a caminar algún día. Para lograr esta gran meta es que les cuento esta historia y les pido su ayuda, a la querida comunidad anselmina
Les dejo el link de la página web para poder donar y así ayudar en mi recuperación.
¡Muchísimas gracias!