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Estas vacaciones de invierno se vivieron con mucha fuerza y espíritu de servicio, retomando ya en tierra derecha como fueron los años anteriores a la pandemia. Los alumnos y ex alumnos se desplegaron desde el 8 al 14 de julio en 8 escuelas repartidas en las comunas de Talagante y Buin. Con un total de 256 alumnos y alumnas de Iº a IVº medio, acompañados por 31 exalumnos pertenecientes a la Escuela de Servicio y otros que espontáneamente se quisieron unir a la actividad participaron de esta actividad tan enriquecedora. El lema de este año fue “No digas que eres un muchacho” (Jr 1, 7) y los participantes pudieron ir acercándose a este con la oración, vida comunitaria, Lectio y por medio de su trabajo. Se construyeron 16 viviendas, misionando más de 60 casas y realizando talleres para los niños de la zona y sus alrededores.
La alegría del trabajo realizado y del fuerte ambiente de comunidad y amistad en el servicio es un sello que no dejo a nadie indiferente en esta experiencia porque todos los asistentes fueron con la intención de aportar con su grano de arena y salieron fortalecidos en el amor de Cristo.
Compartimos un video realizado por la municipalidad de Talagante, vélo aquí
Algunos alumnos comparten sus testimonios:
Rosita Guerrero, IIºA: “Estos TTMM, fueron muy buenos, una instancia de 5 días donde cada uno se pudo desenvolver de manera única y transparente. Fue una experiencia muy marcadora en cuanto a mi relación con Dios y me ayudó a verlo a través de la comunidad, del servicio y la misión”.
Javier Di Pede, IVºB: “Fueron mis primeros trabajos y misiones, al principio, al igual que todos tenía mucha intriga por saber cuál iba a ser mi grupo. Cuando me llego me gusto harto, me había tocado con un par de amigos y amigas entre ellos estaba uno de mis amigos más cercanos, Jorge Miranda. Con el tuve que dar mi cien y él su cien para que funcionara porque era un desafío ir a trabajar ya que había que pasar por calles muy angostas y en malas condiciones y los espacios de la casa donde estábamos trabajando no eran muy óptimos. Durante la semana fue muy impactante como las personas que no conocía se fueron volviendo cada vez más cercanas y les fui agarrando cada vez más confianza y cariño. Sentí que conocer gente en un ambiente de servicio es mucho más fácil porque como todos tienen la misma meta en común que es terminar la construcción no queda otra que conocerse para avanzar más rápido. Lo mismo sentí que paso con la familia de la casa donde estábamos construyendo que nos ayudaron prestándonos herramientas y dándonos cosas para tomar cuando teníamos sed. Me impacto mucho la humildad con la que nos recibieron y cómo nos trataban porque con nada igual daban mucho. En cuanto a la parte espiritual me ayudaron mucho las espiritualidades que estuvieron muy buenas y creativas, y sobre todo los ecos de las personas del grupo que me sirvieron para ver otras perspectivas de como veían a Dios presente en los trabajos. El mensaje que me llego a mi con toda esta experiencia fue que hay que dar sin esperar nada a cambio porque yo creo que cuando uno hace un favor si está recibiendo algo, que es la sensación de felicidad y por la otra parte están recibiendo el favor, por lo que los dos lados ganan. Por todo esto estoy muy agradecido con el grupo que me toco porque pude hacer muchas nuevas amistades y con los desafíos que hubo que solo ayudaron a hacerla una mejor experiencia.
Nicolás Morales, IVºB: “Este invierno de 2023 fue mi primera experiencia en TTMM, fue una semana donde pude ver reflejado a Dios tanto en las personas como en el servicio, después de varias complicaciones al construir la casa, finalmente pudimos darles el techo que necesitaban a la familia en Buin, no se me va a a olvidar la emoción que tenían y la gratitud hacia nosotros, ellos nos recibieron de una manera muy grata y eso tampoco se me va a olvidar. Volviendo al lado espiritual, en las espiritualidades fueron momentos donde me pude conectar con Dios, tuve la suerte de dar el testimonio de mi fe y pude ver como algunas personas les sirvió de ejemplo para buscar a Dios en sus vidas, fue una experiencia increíble y ojalá tenga la oportunidad de ir de nuevo.
Emilio Aliste, IIIºD: “Fueron mis segundos TTMM y fui invitado al grupo de avanzada ya que me ofrecieron tocar guitarra en el oficio divino. No tan convencido tomé esta invitación para tocar frente a 35 personas que no conocía, y llegando inmediatamente me di cuenta que tenía que ser un aporte, no guiarme por mis intereses, sino por los de la comunidad.
Pude aprender, no solo de la familia que ayudamos, sino de la gran comunidad que formamos. En estos trabajos aprendí también el servir con amor y que sea algo que nazca de mi corazón, no quedarme tirado en mi cama y salir a servir con buena voluntad. Cómo decía el lema: “No digas: soy un muchacho” (Jr 1, 7). No te pongas excusas, sal y sirve”.
Sara Frías, IIºA: “Para mí, trabajos y misiones fue una gran experiencia muy llenadora y única en donde pueden entregar todo de mí, para el servicio a los demás. Pude formar una comunidad muy cercana, en donde todos íbamos con el mismo propósito, construir una casa a una familia que de verdad lo necesitaba. Me emocionó mucho ver lo agradecidos que estaban Feña y la Caroline con el resultado de la media agua. Por otro lado, tuve un encuentro muy grande con Dios, se me manifestó cada día en cada instancia, recordándome que esta ahí conmigo. En donde más se me manifestó fue yendo a misionar; escuchando a la señora Ema y acompañándola, algo tan fácil y simple en donde pude ver cara a cara a Dios. Salir de mi zona de confort me abrió los ojos y pude ver lo que realmente me hace feliz, servir al otro”.