Octubre 3, 2023 Noticias

Mes de la familia: reflexión de Vísperas Generales

Durante el mes de octubre, la Iglesia celebra el mes de la familia. Es por eso que hemos querido que estas Vísperas Generales, sean un espacio especial para rezar por ellas y para volver a recordar su importancia en la vida de nuestra sociedad.

Queremos darle prioridad al esencial, con 3 conceptos que creemos fundamentales en la construcción de nuestras familias.

● Escuela:

Lo primero es que la familia es una ESCUELA.
Les pregunto: ¿Qué hacemos nosotros en una escuela, en el colegio?
Vamos todos los días a aprender, a escuchar, a relacionarnos con los demás, reír, crecer y pasarlo bien. Bueno, al igual que un colegio, la familia es escuela porque es el primer lugar donde se aprende a amar. No nos olvidemos nunca de esto y tomemos conciencia: La familia es el primer lugar donde se aprende a amar y ojalá que sea un lugar para aprender sobre acogida y servicio.

Hoy preguntémonos: ¿Qué estamos haciendo para poder hacer que nuestra familia sea realmente una escuela de amor?

San Benito también se lo preguntó cuando fundó su monasterio, que era algo muy parecido a una familia y se propuso lo siguiente: “Vamos pues, a instituir, una escuela del servicio divino”. Benito ante la misma situación nuestra, tomó una decisión: hacer de este grupo de personas, que eran sus monjes -su familia-, una escuela de servicio de Dios, es decir: ordenó la vida diaria buscando que sus monjes en sus quehaceres, pudieran crecer y practicar el amor de los unos por los otros.

El Papa Francisco dice lo siguiente: “No existe la familia perfecta. No hay que tener miedo a la imperfección, a la fragilidad, ni siquiera a los conflictos; hay que aprender a afrontarlos de manera constructiva, Por eso la familia en la que todos se quieren a pesar de sus limitaciones, se convierte en una escuela de perdón. Gestos pequeños y sencillos de perdón, renovados cada día, son la base sobre la que se construye una sólida vida familiar cristiana. Los niños aprenden a perdonar cuando ven que sus padres se perdonan recíprocamente.”

La segunda palabra es:

● Encuentro

La familia es lugar de encuentro y esto es un ejercicio constante de amor, porque nos desafía a estar velando para no vivir como islas o como planetas y satélites cada uno por su órbita, sino, generando espacios de encuentro que nos ayuden a ponernos al servicio los unos de los otros.

La familia es lugar de encuentro y eso quiere decir que TODOS sus integrantes tienen responsabilidad de generar espacios y situaciones de encuentro, no solo el papá o la mamá. Quiero compartir algunas ideas que nos pueden ayudar a renovar las situaciones de encuentro familiar: organizar un juego para jugar todos en algún momento del domingo, escucharnos aunque lo que diga el otro no sea tan interesante, poner temas de conversación en los que todos puedan aportar, contar en qué está cada uno, invitar a caminar juntos a la plaza, al cerro o por el condominio, dejar tu celular en la pieza cuando vayas a ir a almorzar.

Por otra parte, el Papa Francisco nos anuncia y recuerda que el primer y más importante lugar para transmitir la fe, es la familia. Todas las familias, tenemos necesidad de Dios, todas necesitamos de su amor y de su perdón. Los invito a pensar: ¿Qué espacios concretos de encuentro con Dios tenemos como familia? ¿Cuáles podemos potenciar? ¿Cuáles podemos renovar?

Por ejemplo, bendigamos la mesa aunque ya hayamos partido comiendo; recemos en las noches como familia, ¡aunque estemos peleados! Niños: recuérdenos rezar; ir a misa, aunque estemos llegando tarde; saludarnos cuando haya alguno de la familia de santo; recemos en el auto en la mañana una oración, la que sea; armemos el altar en el mes de María, aunque no nos resulte la oración todos los días; hablemos de Dios; tomemos decisiones iluminadas por los criterios del Evangelio.

Por último, la tercera palabra:

● Esperanza:

Las familias siempre tenemos crisis y, no hundirnos en ellas, depende mucho de la esperanza, de creer en que cada una de nuestras familias son un pensamiento y un plan muy querido de Dios. Y Dios no piensa en algo y lo deja solo, no crea sin luego cuidar. El plan de nuestra familia está pensado, querido y cuidado por Dios. Pongamos en Él nuestra esperanza, nuestros problemas y situaciones difíciles. Confiemos en su Presencia y su amor por nosotros. Repitamos en nuestras familias que “todo está bien”, porque estamos bajo el cuidado de Dios.

Sabemos que muchas de nuestras familias están pasando por dificultades económicas, por situaciones de enfermedades físicas o sicológicas, por tensiones y divisiones. Ante todo eso, que es una realidad, les venimos a anunciar que Dios da la paz, que Dios provee de todo lo que necesitamos, que Dios sana enfermedades y relaciones. Algunas veces, en el día a día, creemos que no es verdad, que Dios se olvidó de nosotros, que no le importamos. Esto no es verdad. Vivamos con la esperanza y la confianza de que Dios actúa, a veces de maneras muy misteriosas e incomprensibles, pero nunca deja de actuar. Muchas veces nos desesperamos porque estamos esperando respuestas inmediatas, pero Dios no es inmediato, tiene un plan de largo plazo con cada uno de nosotros y un plan mejor de lo que podríamos creer o pensar.

Después de haber revisado estas 3 E de la familia: ESCUELA, ENCUENTRO y ESPERANZA, te invito a quedarte unos segundos en silencio y pensar esta pregunta:

¿Qué actitud concreta me gustaría desarrollar o intencionar este mes en mi familia?

Puede ser alguna de las que nombramos o alguna que se te haya ocurrido que funcione mejor en tu familia.

¡Compartamos nuestras reflexiones en familia!