El pasado jueves 5 de mayo se reunió la segunda generación salida de nuestro colegio, la del 2006, que llevan diez años desde que egresaron de San Anselmo. Este es el segundo encuentro que se realiza desde que el año pasado, con motivo de los 20 años de nuestro colegio, reunimos a la generación 2005. A continuación, el testimonio de exalumnos de la generación 2006:
“Quiero agradecer al Rector y al colegio por habernos dado esta oportunidad de encuentro y recalcar lo presente que se encuentran en nosotros los valores enseñados, y que se expresan en nuestros trabajos, familias, amistades, entornos, etc. Sin duda se demostró que en el lugar donde estemos siempre se expresará este espíritu único, el espíritu de un anselmino” (Aníbal Ortiz).
“Reencontrarnos con algunos de nuestros profesores, haber rezado en nuestra última sala, ver las fotos de nuestra vida escolar y volver a leer nuestra carta de Confirmación… Pero sin duda, lo más emocionante fue volver a sentirnos en familia y en casa, darnos cuenta que somos una generación querida por el colegio y que tenemos las puertas abiertas para volver siempre”(María Ignacia Barraza).
“En lo personal, me dio mucho gusto escuchar al Rector, y ver que el CSA sigue siendo el mismo colegio del que salí hace 10 años, y al que tanto cariño le tengo: un colegio lleno de vida, de amistad, de alegría, donde los alumnos son los que la llevan, y donde realmente se puede vivir en comunidad y crecer en la escucha de la Palabra de Dios. A nombre de toda la generación ¡Muchas gracias por la invitación!” (Manuel José Toro).
“Tuvimos una pequeña liturgia donde recordamos a nuestro compañero y amigo, Raimundo Cerda, y pedimos por su familia. Fue un momento muy íntimo. Terminada la liturgia, pasamos a un coctel, donde vimos varias fotos de nuestra pasada por el colegio y nos dijeron algunas palabras Alejandro (Greene B00, Rector del Colegio) y Charlotte (Blumer A10). En una instancia bien planeada, emotiva y familiar, nos hicieron sentir como en casa. En definitiva, pueden pasar los años y cambiar muchas cosas, pero hay cosas que no cambian. Una de ellas, el sello del colegio, rodeado de calidez, vida comunitaria y un profundo sentido cristiano de ser mejor persona y tratar siempre como persona a los demás” (Gabriel Acuña).