Las situaciones de conflicto son parte de nuestras vidas, por lo que se hace necesario poder entenderlas para manejarlas de una manera adecuada. Cuando escuchamos la palabra “conflicto” tendemos a asociarla con situaciones negativas, sin embargo, estas situaciones nos dan la oportunidad para llegar a un acuerdo o a la solución de un problema, habilidad con la cual no nacemos, sino que vamos desarrollando a lo largo del tiempo.
Debemos recordar que no todos los conflictos son de la misma escala. Para cuidar la relación con otros es mejor omitir ciertas discusiones y priorizar aquellas de mayor relevancia.
A continuación, les compartimos una guía de resolución de conflictos, con la finalidad de poder enseñar y acompañar a los niños y adolescentes.
1. Identificar el conflicto. Es importante ayudarlos a que identifiquen cuál es el problema que originó el conflicto y que sean capaces de expresarlo. Pregunta a todos los involucrados ¿qué pasó? Y escucha siempre ambas partes.
2. Reconocimiento de las emociones. Es muy importante dar espacio para que los niños puedan identificar y reconocer sus emociones para poder solucionar el conflicto. Favorecer que puedan expresar cómo se sienten, qué les hace sentir así o porqué ha reaccionado de la forma en que lo hace. Una pregunta guía para propiciar esta instancia puede ser ¿Cómo te sientes en relación al problema o situación?, ¿Por qué?
3. Luego que cada miembro logró expresar sus emociones, se debe promover el empatizar, hacer el ejercicio consciente de favorecer el ponerse en el lugar del otro y pensar qué lo hizo actuar de esa manera Por ej: ¿cómo crees que se sintió tu compañero?
4. Lluvia de ideas. Conversar sobre posibles soluciones que se podrían haber hecho para hacer frente al conflicto. Ejemplo de preguntas ¿Qué crees que podrías haber hecho diferente en esa situación? ¿Qué otra forma diferente de solución se te ocurre?
5. Elegir la mejor solución, que se ajuste a la oportuna resolución del conflicto (Ejemplo de pregunta: ¿cuál de las soluciones conversadas, es la que te parece que podría solucionar mejor el conflicto?)
6. Resuelve: poner en acción la opción elegida para resolver el conflicto.
7. Una vez que el niño puso en práctica la opción escogida, evaluar con él si fue la mejor opción y si es así reforzarla positivamente
Si en el desarrollo de esta estrategia, logras identificar que tu hijo no actuó de manera adecuada, aliéntalo a disculparse. Esto ayudará a reparar la relación con quien tuvo el conflicto y le abrirá las puertas para el diálogo y posibles soluciones. Recuerda reforzar positivamente su actuar.
¡Anselminos, juntos por un buen trato!